Famoso compositor alemán. Nació en Salzburgo el 27 de enero de 1756. Tuvo por único profesor a su padre, segundo maestro de capilla en el palacio del príncipe arzobispo de Salzburgo. A los tres años de edad reproducía Mozart al piano los ejercicios que le enseñaban a su hermana; a los cuatro repetía de memoria las escalas y pasajes cantados en los conciertos dados por su misma hermana, y a los seis años compuso un concierto que su padre calificó de excelente.
Manifestó gran afición al estudio de las ciencias exactas, pero en seguida volvió a cultivar la música. Resolvió el padre viajar con ellos para que perfeccionaran su educación musical, poniéndolos en contacto con los grandes maestros del arte, para lo cual, los llevó primero a Munich y después a Viena.
Volvieron a Salzburgo, donde pasaron un año entregados al estudio, y realizaron después una excursión a las principales ciudades alemanas, a Holanda, Bélgica y Francia, dando conciertos en los que era muy aplaudido. En París publicó el portentoso niño, que sólo contaba con siete años, algunas de sus sonatas.
En Londres, adonde fueron dos años después, obtuvieron los músicos viajeros triunfos no menos señalados, encontrándose en La Haya, una fiebre maligna que puso en peligro la vida de Wolfgang y de Mariana (su hermana); pero, por fortuna para el arte, sanaron pronto y por París, Lion, Suiza y Munich volvieron a Salzburgo, donde bajo la dirección de su padre procuraron con ardor aprovecharse de los beneficios de sus viajes.
Después de otra visita a Viena, de donde salió apresuradamente la familia Mozart por haberse declarado la viruela en aquella capital, llegó a Olmutz (Moravia) con su padre y su hermana, y allí tuvieron que permanecer porque Mariana fue víctima de la citada enfermedad.
De regreso a Viena, el músico prodigioso que sólo contaba con 12 años de edad, cediendo a las instancias del emperador José II compuso la partitura de una ópera titulada La cinta simplise. Desencadenadas contra él las envidias de los artistas, éstos formaron una conjura para aplazar el estreno de la obra hasta que los recursos de la familia Mozart estuvieran agotados. El muchacho entonces se desquitó componiendo una misa solemne que escuchó la corte y produjo indescriptible entusiasmo entre ella.
Volvió luego a Salzburgo para dedicarse al estudio de la lengua italiana, y más tarde recorrió triunfalmente Verona, Mantua, Milán, Florencia, Roma y Ñapóles, haciendo en todas partes verdaderos portentos de composición.
En 1771 se representaba en Milán la ópera Mitrídates, que fue extraordinariamente aplaudida. Mozart permaneció en Italia cuatro años; durante ese tiempo compuso además la cantata dramática Ascanio in Alba y las óperas serias La Fiata Gardiniera e II Re Pastore.
Regresó luego a su pueblo natal. A los 19 años de edad ya había compuesto una ópera alemana, tres italianas, dos misas solemnes, un oratorio, dos ofertorios, un estabat, una pasión, dos cantatas con orquesta, veinticuatro sonatas para piano, trece sinfonías, tríos, cuartetos, marchas, fugas, solos de violín, violoncelo, flauta y conciertos para diversos instrumentos.
Tres años vivió en Salzburgo esperando que se le concediera la plaza de maestro de capilla del príncipe y, desengañado al fin, se trasladó a Munich; de allí pasó a París, mas así vivió poco tiempo, pues habiéndose verificado el estreno de su ópera Idomeneo, compuesta por encargo del príncipe electo de Baviera, le aposentó en su palacio y le hizo comer en compañía de sus criados. Mozart no era vanidoso, todo lo contrario; los aplausos que desde la infancia se le venían tributando y el camino de triunfos que sin tropiezo alguno recorría, no le habían engreído; pero aquella humillación era superior a toda modestia y, herido el gran músico en su dignidad de artista renunció al poco tiempo a su cargo de organista, quedando, por tanto, privado de todo recurso y viéndose obligado para ganar el sustento, a dar lecciones particulares.
Afortunadamente vino a sacarlo de tan angustiosa situación el emperador José II, que le encargó una ópera para el teatro de la corte. Mozart compuso la titulada El rapto del Serrallo, que causó profunda sensación y fue calificada de obra maestra por los críticos. El emperador dio por ella a Mozart 50 ducados y le nombró compositor de la Real Cámara.
En 1782, el mismo año del estreno del Rapto y vigesimosexto de su nacimiento, contrajo nupcias con Constanza Weber, y como sólo contaba con la mezquina imperial y con el escaso producto de sus obras y lecciones, discurrió viajar en verano para dar con ciertos, siendo éste el origen de sus mejores sonatas y de sus más grandes y admirables composiciones para piano.
En 1786 se representó su nueva ópera El empresario o Las bodas de Fígaro, que fue acogida en todo el imperio con delirante entusiasmo, y al siguiente año consolidó este triunfo con su ópera maestra: Don Juan, que, se estrenó en Praga y con la que obtuvo un éxito inmenso.
Después de estos triunfos, regresó Mozart a Viena y se consagró a la composición instrumental y vocal. Tuvo que suspender sus tareas, porque la muerte de su padre le produjo un dolor profundo y una afección nerviosa que vino a complicarse con la enfermedad del pecho. En este estado de ánimo compuso las famosas óperas La flauta encantada y Clemencia de Tito.
Un día en que Mozart estaba trabajando en La flauta encantada se le presentó un desconocido que quería guardar el más riguroso incógnito y le entregó una carta en la que se le pedía que compusiera un réquiem. Desde aquel día le dominó la idea fija y dolorosa de que semejante proposición era un anuncio de su próxima muerte; que el réquiem que le habían pedido era para sus propios funerales.
A pesar de los consejos del médico y de las súplicas de su esposa, Mozart no descansaba, y una noche que se levantó para escribir la música del Dies irae y hacer algunas correcciones, se agravaron sus dolencias y el 5 de diciembre de 1791, a los 35 años de edad, dejó de existir uno de los más grandes y prolíficos compositores no sólo de Alemania sino también del mundo entero.
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